18 julio, 2007

MAÑANAS DE MADRID




Luis, a veces, se despierta con los ojos pegados,
y se olvida que desde hace algún tiempo tiene perros rojos y pájaros verdes correteando por sus cortinas de baño,
un cepillo de dientes rosa de más, junto al solitario azul de antes.

Luis está tan cansado que no percibe mañanas diferentes:
el mismo despertador,
a la misma hora,
pesándole el mismo sueño...

pero si mira a través de la noche, (que para él ya es día), tendría una razón para sonreir,
para deshacerse de ese entramado de legañas/telarañas que le impiden despertar,
pero es tan temprano, que no recuerda que despierta con una niña grande pegada a su lado.

YO

Marta se hace la olvidadiza,
y a pesar de que sabe que las puntas de los dedos de sus pies
asoman por debajo de las sábanas desde hace ya algún tiempo,
juega a ser niña.
Despierta o dormida,
consciente o no,
se repliega sobre si misma
y cerrando los ojos con mucha fuerza
logra ser un ovillo de piel
haciéndose tan pequeña como puede;
esperando que esta mañana
Luis vea
perros rojos y pájaros verdes...