Las ondas de la radio me traen la señal horaria. Suenan tres pitidos y retumban en esta asfixiante noche de verano que ha quedado encerrada dentro de las cuatro paredes de mi cuarto.
Estoy tendida en la cama de mi infancia, siento como se hunde cada vértebra bajo el colchón.
Intento dormir, no puedo.
Afuera un gato en celo no deja de pedir guerra.
Pienso en lo absurdo de la programación radiofónica a estas ahoras...aunque gracias que me hacen compañía.
Sigo sin poder dormir.
Ya lo he intentado todo: ojeada al Quijote, vasito de leche de rigor, otras cosas de rigor, engañar a mi sueño diciéndole que de un momento a otro me voy a levantar a por ese libro inexistente de Historia de octavo curso, he contado ovejitas e incluso granjeros... hasta he recurrido a ciudades y gentilicios, empezando y acabando a un tiempo por las ciudades galegas... bueno, y qué? no pasa nada si no los recuerdo, que la noche no está hecha para pensar...pienso.
¡Nada, que no me duermo!
Ahora se me vienen a la mente técnicas de relajación que aprendí alguna vez en algún lugar que no recuerdo.
Me acomodo, cuento diez (¡hacia atrás!) y comienzo:
Me pesan las piernas, me pesan los brazos, me pesa la barriga (no, creo que la barriga no era. Bueno, da igual...) me pesan los ojos, me pesan las orejas, me pesa... me pesan...
venga, ya me estoy relajando, ya estoy relajada...
¡Qué no coño, qué no me relajo! Qué hace más de dos horas que la velocidad del movimiento rítmico de mis pies es muy superior al ritmo de crucero del segundero.
Ayyyy......me quiero dormir.............
Enciendo mi lamparita de noche, situada al lado de la cama, sobre la mesita de noche y me dispongo a probar técnicas oníricas inventadas por mí misma. (¡Mira qué si funcionan; me sacan de pobre!).
Decido mirar un punto fijo y no perderlo de vista así se me caigan los ojos o me quede dormida. Escutriño a mi alrededor, una vuelta, dos, tres... siete... sobre las paredes de este cuarto en expansión que huye del calor de la noche.
A la onceava vuelta me decido por un óleo, regalo de algún ex-novio, y que ahora tengo enfrente.
Frunzo el ceño y pongo cara de estar haciéndole la guerra al mundo, pero sobre todo pongo cara de concentrada... aunque no sé si lo consigo.
Oye, que el cuadro es bonito, vaya matices, qué definición en la pincelada... es de detallista... no, no pienses, sólo concéntrate en la jodida gaviota... vale, me estoy concentrando y de mirar tan fijamente parece que los ojos se me van a salir de sus órbitas y me estoy mareando...
La espuma de las olas de este mar de lienzo empieza a batirse contra mi cabeza y entro dentro de una espiral que se acerca y aleja a velocidad constante del cuadro, hasta que en una de esa veces...
ñam... el mar abrió la boca en su bostezo infinito y de un salto me colé dentro...
Pi-pi-pi... de nuevo las ondas radiofónicas me conectan a la realidad a son de Sabina...
creo que esta noche ha habido digestión pesada...
Predicción para la mar... en calma.